Origen y Evolución
Este perro, que tradicionalmente ha sido utilizado para
cazar, en la actualidad ocupa un puesto muy importante para la ciencia, puesto que es una raza muy usada en los laboratorios
por sus dotes físicas y psíquicas, una colaboración anónima pero valiosísima para la humanidad.
Los ancestros del Beagle son muy antiguos; en Grecia
se encuentran referencias suyas cuatro siglos antes de Cristo. Se cree que fueron los romanos quienes lo introdujeron en Gran
Bretaña unos doscientos años antes de nuestra era. La primera referencia más detallada, en la que se especifica la existencia
de un perro tricolor, data del reinado de Guillermo I el Conquistador (1027-1087), un tipo de perro que contribuyó mucho al
desarrollo del Beagle y del Fox Hound.
Ya en el año 1400 estos canes estaban perfectamente establecidos
en el Reino Unido, Francia e Italia; presentaban unas características somáticas semejantes al Beagle contemporáneo, así como
el nombre. Por aquella época era utilizado para cazar conejos aunque no se le descartaba como perro de compañía.
La verdadera popularidad de esta raza vino de la mano
de la familia real británica, auténticos entusiastas suyos. Los reyes Eduardo II (1284-1327) y Enrique VIII (1491-1547) disponían
de grandes perreras de esta raza, que en aquella época la formaban ejemplares más pequeños, con las patas más cortas y con
el morro de mayor longitud.
El tipo de caza para el que utilizaban el Beagle era
llevado a cabo por la nobleza, de modo que esta raza fue aristocrática desde tiempos muy antiguos. Sin embargo, a la vez que
se popularizaba la caza este tipo de perro fue llegando a otras clases sociales. Éstas fueron las que poco a poco seleccionaron
los ejemplares de mayor tamaño para esas labores cinegéticas; en cambio, la nobleza, por su parte, los buscaba más pequeños.
Esta circunstancia marcó tanto la evolución del Beagle que en la actualidad se reconocen dos tamaños.
Descripción del Beagle
La apariencia general del Beagle es la de un sabueso
de constitución compacta, sin tosquedad; su conjunto da la impresión de gran resistencia y actividad. Su cabeza es de largo
mediano, con el cráneo moderadamente ancho que presenta una ligera cúpula en el occipital y una depresión frontonasal bien
delimitada; la trufa es ancha, con las fosas nasales bien desarrolladas y de color negro; el hocico es de tamaño mediano,
recto y de corte cuadrado, maxilares nivelados, con belfos adheridos; los ojos son más bien grandes, bien separados entre
sí, de color castaño oscuro, ni hundidos, ni saltones y con expresión de gentileza y dulzura; las orejas son de inserción
baja, largas y de textura fina; anchas en su base y con ausencia total de poder eréctil, cuelgan pegadas a las mejillas con
un ligero pliegue en su parte externa delantera; las puntas son redondeadas. El cuello es moderadamente largo, se eleva de
los hombros en forma libre y ligera. El cuerpo es corto con la espalda también corta, fuerte y musculosa. La cola es de implantación
moderadamente alta y de largo mediano, llevada con alegría con una ligera curva, pero sin enroscarse sobre la grupa; cubierta
de pelo en forma de cepillo. Las extremidades anteriores están dotadas de huesos robustos, pero en proporción a su talla,
perfectamente rectos. Las extremidades posteriores poseen unos muslos fuertes y bien musculosos para desarrollar bastante
fuerza propulsora.
El pelaje debe tener una longitud mediana, además de
ser fuerte y apretado.
Los colores admitidos son los del Hound, combinaciones
de los colores negro, blanco y café.
Existen dos variedades de Beagle: de 32,5 centímetros
(13 pulgadas) y de 37,5 centímetros (15 pulgadas).
Carácter
Tenaz, con mucha viveza y empeño, inteligente y afectuoso.
Está considerada como una raza ideal para la experimentación debido a su dureza física y resistencia, además de por su equilibrio
psíquico. Para conseguir ejemplares de esta raza los laboratorios recurren a granjas especializadas en su crianza.