Origen y Evolución
En el último tercio del siglo XIX, durante unas maniobras
militares que realizaba, Max Emil Friedrich von Stephanitz, descendiente de una familia aristocrática de origen prusiano,
pudo contemplar el trabajo de dos perros de pastor, uno de los cuales consiguió adquirir después de convencer a su propietario
para que se lo vendiera.
A partir de ese momento Von Stephanitz se dedicó a recorrer
las exposiciones de su país y en una de ellas conoció a Arthur Meyer, de Stuttgart, criador y expositor de perros de pastor.
Juntos descubrieron a un ejemplar llamado «Hektor Linkschein», procedente de un criador de Francfort, al que cambiaron el
nombre por el de «Horand von Grafrakt», afijo con el que Von Stephanitz criaba. Este perro era típico de la cepa de Turingia,
que junto con Sajonia y Wütenberg formaban las tres zonas de pastoreo principales en Alemania.
Es en 1899 cuando se celebra la primera exposición de
perros de Pastor Alemán, año en el que Von Stephanitz y Meyer crean la Verein für Deutsche Schaferhünde (Club Alemán de Perros
de Pastor Alemanes), más conocida como S.V. El presidente fue Max von Stephanitz y el secretario, Arthur Meyer. Una vez aprobado
el estándar propuesto por ambos durante la primera reunión, se inaugura el Schaferhünde Zuchbuch (S. Z.), el Libro de Orígenes
de Perros de Pastor Alemán, con la inscripción número 1 del ejemplar «Horand von Grafrakt». Este es el perro que cruzaron
la mayoría de los criadores de la época con perras provenientes de todas las cepas de pastoreo del país. Se inscribieron 150
hijos suyos, pero el que más destacó fue «Hektor von Schwaben», hijo de una hembra de orígenes desconocidos llamada «Mores
Plieningen». Los primeros cruces tenían una gran consanguinidad, hecho que en la actualidad está estrictamente prohibido.
De una de esas fusiones nació «Heinz von Starkenburg», que al ser cruzado con la hembra «Bella von Starkenburg» produce al
ejemplar «Roland von Starkenburg», un auténtico mito en la historia de la raza, padre del ganador de la Sieger de 1909, «Hettel
Uchermark».
Es durante la I Guerra Mundial cuando el perro de Pastor
Alemán adquiere un destacado protagonismo, al ser utilizado en el campo de batalla. Su popularidad se fue extendiendo hasta
el punto de que la demanda era muy superior a la oferta, de manera que algunos criadores cruzaron de forma tan indiscriminada
a sus ejemplares que a punto estuvieron de destruir las características por las que tanto habían luchado los fundadores de
la raza. Por ese motivo, Von Stephanitz, en la Sieger de 1925, realizó unos juicios especialmente duros en la clase machos
adultos, de la que eliminó ejemplares que mostraran inseguridad como rasgo temperamental o que su estructura no se ajustase
al estándar vigente.
Después de tantos años de cría y multitud de revisiones
del estándar, sería extensísimo detenerse en los pormenores o ejemplares que han hecho historia; sin embargo, las tres líneas
de sangre que más han destacado en la formación del Pastor Alemán moderno son «Mutz», «Quanto» y «Canto».
Descripción del Pastor Alemán
La apariencia general del Pastor Alemán es la de un perro
ligeramente largo, fuerte y musculoso. Su esqueleto es seco y su estructura, firme. Tanto la relación entre la altura y la
longitud como la situación y posición de los miembros (angulaciones) deben asegurar un trote muy amplio y firme. Debe ser
ágil, ligero, desplazarse, moverse, mirar y revolverse con soltura y sutileza. La cabeza debe estar proporcionada con la talla
del perro, sin ser pesada ni grosera, moderadamente ancha entre las orejas; los ojos son de tamaño mediano, en forma de almendra,
emplazados un poco oblicuamente, no deben ser saltones y lo más oscuros posible; las orejas son de tamaño mediano, anchas
en la base, de implantación alta; deben ser llevadas derechas y dirigidas hacia delante; terminadas en punta afilada. El cuello
es de aspecto fuerte, con músculos bien desarrollados y sin que la piel presente papada laxa. La longitud del cuerpo debe
ser superior a la altura tomada en la cruz. La talla (altura a la cruz) está en los machos entre 60 y 65 centímetros, y en
las hembras, entre 55 y 60 centímetros. La espalda es larga y emplazada oblicuamente. La cola debe ser de pelo tupido y espeso,
llega al menos hasta la mitad del corvejón, no pasa de la mitad del metatarso; a veces el extremo de la cola forma un gancho
lateral no deseable. Las extremidades anteriores tienen los brazos fuertes y bien musculosos. Las extremidades posteriores
son potentes y musculosas en todo su conjunto, con el fin de proporcionar un empuje capaz de propulsar al perro sin esfuerzo
cuando está corriendo.
Todas las variedades según las características de su
manto pueden presentar las siguientes coloraciones: negro, gris hierro y gris ceniza, rojo y moreno descolorido, unicolor
o con manchas regulares que pueden ser rojo moreno, amarillo y gris claro (negro con manchas grises o fuego, fuego y rojo
o marrón claro con manchas claras). Pequeñas manchas blancas en el pecho y en las patas pueden admitirse, pero no son deseables.
Para todos los colores la trufa debe ser negra (los perros con poca máscara o máscara ausente, con ojos amarillentos o francamente
claros, así como las uñas blancuzcas, son considerados como ejemplares faltos de pigmentación).
El subpelo está a menudo ligeramente coloreado, salvo
en los perros negros, que tienen una coloración ligeramente gris.
Carácter
A pesar de tener un temperamento desbordante de vitalidad,
debe ser obediente. Debe dar prueba de coraje y temperamento cuando se trate de defender a su amo o a los bienes del mismo.
Debe ser un compañero vigilante pero obediente y agradable, sobre todo con los niños y los demás animales, e indiferente hacia
las otras personas. Debe, en definitiva, dar una imagen armoniosa, de nobleza natural, al tiempo que despliega una total confianza
en sí mismo.