Los perros con los párpados inferiores caídos, como el San Bernardo, son
más propensos a secreciones oculares. La limpieza debe ser, en estos caso diaria. En el resto de las razas, un lavado cada
tres o cuatro días con una gasa empapada en manzanilla tibia, te o suero fisiológico será suficiente para evitar la formación
de costras y legañas.
Cualquier sustancia dura en el borde de los ojos de su perro debe quitarse suavemente con un trapito o pedacito de algodón
humedecido con agua tibia. Tenga cuidado de no raspar el ojo con el algodón, pues las fibras pueden causar irritación. Durante
las sesiones de peluquería revise los ojos de su perro en busca de irritación u otros problemas. Los ojos deben estar claros
y brillosos, en tanto, el área circundante debe ser blanca. Si aparecen puntos rojos o signos de algún daño, se debe consultar
inmediatamente al veterinario. Derrames en los costados de los ojos deben ser considerados serios, si un tratamiento con ácido
bórico no soluciona el problema. Los derrames excesivos y cualquier lastimadura o anormalidad en el ojo requieren un tratamiento
rápido por parte del veterinario.